Cuando un estudiante,
entre los que nos encontramos, prepara un doctorado es que ya ha llegado
demasiado lejos. Así Larry Page y Sergey
Brin habían llegado demasiado lejos cuando presentaron la tesis a través de la
cual mejorarían las búsquedas de la red. Google sería marca registrado en 1997
y para cuando Francia celebraba su Mundial y lo ganaba, apenas un año después,
superaba a Altavista.
A pesar de su éxito
instantáneo nadie se libra de pedir créditos. 25 fueron los millones de dólares
que necesitaron los hoy socios de oro y les fueron conseguidos por inversores
privados que vieron el futuro en las seis letras que sirven para buscar el
mundo. Después vendría la compra de Youtube por 1.650 millones, Google TV y las
polémicas claro. Con la expansión del buscador
no solo se ha valido de éxitos, las críticas están a la orden del día
por las censuras aplicadas en países como China quienes han creado su propio
buscador o un símil de Facebook solo para ciudadanos de este país.
Pero
¿qué es Google?
Decir que Google es un
buscador, es como decir que el Titanic era un barco. Google es el
transatlántico de los buscadores aunque mantiene esa fragilidad empresarial de
ver en el horizonte una posible caída. Porque también es una empresa. Teclear
las seis letras en el ordenador supone visitar una página a priori sencilla
tras la que se esconde un rebuscado proceso en el que todo es importante. En la
sede del buscador todo está estudiado: por qué las letras (que se actualizan
casi a diario y por países con motivo de efemérides conocidas o no tanto) son
así y no de otra forma, el tamaño de la barra de búsqueda o el color de las
letras. Un botón como muestra: para el color azul de la barra de estado se
mostraron 50 tonos diferentes entre los que se eligió ese, ya que el usuario
clica en más ocasiones en este tono que en ningún otro.
Detrás de Google hay
pura matemática. Las paredes de su sede, en la que trabajan los mejores
creativos del mundo, se encuentran llenas de fórmulas matemáticas para mantener
vivo el espíritu de los trabajadores por donde quiera que vayan. Cualquiera
puede sumar a esto teoremas que resolver se encuentre donde se encuentre.
Google se basa en un algoritmo de más de doscientos algoritmos. Para poder
comprenderlos necesitaríamos una ingeniería, ser admitidos en la empresa y lo a
priori más complicado, ser una de las personas que lo conocen. Como la formula
de la Coca-cola, los ingenieros trabajan en él sin conocerlo entero y en un
constante cambio: 300 veces al año el último año.
El algoritmo basa la búsqueda
en la búsqueda del usuario, valga la redundancia. Es un escáner general de cada
movimiento. Cada click queda registrado en función de gustos, países e
individuos. Es un gran hermano orwelliano con una búsqueda, casi frustrante, de
la perfección.
Para mantener viva la
llama de Google, la propia empresa sigue una política de recursos humanos
tremendamente sencilla: los mejores ingenieros del mundo trabajarán allí.
Sencilla pero cara. Google vive en una búsqueda continua de su identidad,
tremendamente cambiante y orgullosamente obsesiva en monopolizar cualquier
movimiento de un usuario esté donde esté. Para tener a los mejores, aparte de
desorbitados sueldos imposibles e incalculables –fruto de la tremenda
cotización de Google y su incalculable valor de mercado- sienta las bases en,
como comentábamos antes, oficinas dinámicas. Por ello no está penalizado acudir
en pijama a la oficina, no es de extrañar que en lugar de ir por las escaleras
acceda a la planta inferior en tobogán y jamás le despedirán por jugar al
Guitar Hero en sus horas de trabajo. Sí, ha leído bien, en sus horas de
trabajo.
La concentración no lo
es todo y una empresa con semejante desarrollo necesita una innovación diaria
fruto de ensoñaciones que a priori parecen imposibles. Como Google Maps, a
quien en principio se tachó de locura y ahora muestra las calles tal y como son,
o Google Books que persigue el “modesto” objetivo de escanear y poder indexar
todos los libros de texto jamás publicados. La búsqueda constante de recursos pues,
es la base del gigante que busca, del gigante que nos busca. Y al que buscamos.
Porque la noticia, excéntrica, surge al saber que 600.000 personas al día
buscan Google en Google. Como Google nos busca a nosotros. Como Google busca a
Google.
Darío Novo
lo cierto es que google ha triunfado por encima de todos los demás buscadores de internet, algunas de sus causas podemos encontrarlas publicadas en el blog de este megabuscador.
ResponderEliminar1. Concéntrate en el usuario y todo lo demás llegará sólo.
2. Es mejor centrarse en una cosa y hacerla muy, muy bien.
3. Deprisa es mejor que despacio.
4. La democracia funciona en Internet.
5. No necesitas estar ante tu escritorio para demandar respuestas.
6. Puedes ganar dinero sin ser malo.
7. Siempre hay más información ahí fuera.
8. La necesidad de información cruza todas las fronteras.
9. Puedes ser serio sin traje y corbata.
10. Excelente no es suficientemente bueno.
me gustaría también resaltar que su éxito está basado en una combinación de un servicio de alta calidad en búsquedas y una alta credibilidad entre sus usuarios